martes, 7 de abril de 2009

29 aniversario de la AV Los Pinos: celebramos lo conseguido y cogemos impulso.


El domingo pasado, celebrábamos la conquista por parte de los vecinos y vecinas del barrio de un espacio verde al borde de de la M-30, una reivindicación histórica de las que nos han acompañado a lo largo de toda la historia de la asociación. Y ese es el otro motivo de celebración, que esa historia cuenta ya con 29 años, vamos que cubrimos ya casi tres décadas de actividad asociativa en el barrio. Se dice pronto, pero no es fácil en un barrio como el nuestro, mantener vivo un espacio de participación, de encuentro y de reivindicación durante tantos años. Sin embargo, ahí seguimos, dando pasitos, poniendo sobre la mesa problemas y carencias que nos afectan a los habitantes de este trocito de mundo al que no referimos como “nuestro barrio”.


Un barrio que para nosotros tiene que ver, sobre todo, con la trama de relaciones, de afectos y complicidades que hemos ido construyendo a lo largo de estas casi tres décadas: las calles han cambiado, han desparecido casi todas las antiguas casitas y edificios industriales que eran tan características de Adelfas y Pacífico...pero “el barrio” sigue, en ocasiones, mostrándose tal y como era cuando hace 29 años decidimos hacer de él una bandera, bueno, más bien una pancarta.


En las fiestas de San Juan o cuando nos ponemos a recoger firmas para que nos hagan un centro de salud, o nos vamos de excursión...el barrio se hace ver, se reconoce a si mismo, nos saludamos, nos encontramos, nos preguntamos y a veces hasta nos ponemos de acuerdo en qué es lo que podemos y debemos hacer para hacernos oir y para que se solucionen los problemas comunes.

Asé fué otra vez, este domingo. En el mismo lugar en el que hace 20 años pintamos un mural con una frase de Martin Luther King y plantamos los árboles que empezaron a dar forma y a consolidar la zona verde de la que hoy disfrutamos.

Esta vez plantamos un castillo de aire, camas elásticas, una mesa con algo de información sobre algunas de las cuestiones mas acuciantes (como el centro de salud). Como aquel entonces, llegamos eso si, con la inevitable charanga, y en lugar de sardinas asadas, lo que comimos fué paella, aunque nos quedamos un poco cortos o mejor dicho, nos quedamos largos en asistencia.Lo cierto es que la fiesta, nos salió mejor de lo que esperábamos.

La asistencia de gente fue notable, pero mas que en cantidad, a mi por lo menos, me llamó la atención, el buen ambiente, la disposición y el interés de muchas y muchos por lo que estábamos haciendo, la cantidad de personas que dejaron su contacto para que mantenerse al tanto de nuestra actividad, de la cual también informamos, entre otras cosas de la próxima celebración de la semana cultural y de la manifestación del 21 de mayo por el centro de salud.

Contamos también con la actuación de un payaso y del grupo de capoeira del Centro Social Seco y los niños y niñas que asistieron hicieron participaron de un “safari fotográfico” por el parque. Luego, la paella y para terminar, un pase de diapositivas sobre esta ya larga historia.Una jornada intensa, una de esas que hacen barrio.

Como dice Galeano: “Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable.”


Pues en esto de probar, con pequeñas cosas, que la realidad es transformable, seguiremos camino a los 30 años y a los que se nos pongan por delante.

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